No es tu culpa que vayas dando tumbos de aquí para allá. Es lo normal. La gente rebota unas con otras desde que nacen hasta que mueren y tú no vas a ser distinto. A todos nos toca antes o después. Lo bonito es que cuando crees que estás cansado de dar vueltas acabas dando otra más y te sorprendes como si fuese la primera vez. Y da igual porque acabas tirado en el camino como siempre. No es tu culpa, no. La culpa es del mundo que hace que todos nos perdamos.
Y al final lo único que hace falta es un noche con risas y un par de canciones sentidas. Hendrix, Jack Daniels y hachís. Todo mezclado con gente que ha dado las mismas volteretas que tú y te entiende sin hablar. Las mismas heridas para todos. El mismo sonido de armónica y el mismo humo llenando la habitación para llegar a la misma conclusión. Nada importa. Duele pero siempre se cura. No parpadees porque te pierdes el momento. Disfruta de la noche. Está pasando una vez más.