lunes, 27 de septiembre de 2010

Quiero



Este es el alegato más sincero que escribiré jamás. Esta pequeña oración significa para mí una sensación que se me escapaba entre los dedos y corría doblando esquinas en las que yo siempre me perdía. Victoria.

Y después de mantener durante mucho tiempo que no somos especiales y tampoco un único y excepcional copo de nieve hoy me siento así. Estoy convencido de que de todas las situaciones que podría estar pasando en este preciso instante alrededor del globo, lo que ocurre ahora mismo en mí habitación, dentro de mí, es algo importante. Finalmente y después de pensamientos durante la noche, cuando te encuentras en cama y esperas a que tus ojos se acostumbren a la oscuridad, después de millones de páginas garabateadas, márgenes de folios repletos de pequeñas frases y servilletas de bar llenas de caricaturas, sé lo que quiero.
Quiero ser un hombre, quiero serlo pero sin perder el niño que grita desde dentro de mí mismo. Quiero seguir ilusionándome con todas y cada una de las cosas que me excitan y me hacen sonreir. Quiero poder tomar decisiones y que no sean juzgadas. Quiero llegar a poder ser responsable y que mis padres se sientan orgullosos de la persona que he conseguido ser.

Quiero tener a alguien a mi lado. Un amigo que lea mi mente y mi alma más allá de lo que cuentan mis ojos. Un amigo que me apoye aunque sean las seis de la madrugada o que no le importe salir de casa el día del diluvio universal para fumarse un cigarrillo y sonreírme. Lo peor (o mejor) es que ya lo tengo pero el está lejos y pasaré un año sin verle. Sólo con su apoyo en la distancia y en realidad prefiero una palmada en el hombro que todos los consejos lógicos y rumiados que pueda darme al otro lado de teléfono.
Y para terminar y siempre más importante quiero una chica. Una chica que el día que lo conozca le pregunte qué tal? sea sincera y me cuente, siendo un maldito desconocido, que como el culo, que su novio la acaba de dejar por otra con más tetas o mejor culo y termine con una sonrisa y me pregunte qué te parece? Quiero una chica que me deje morderla y no sólo en la cama. Quiero una chica que le guste un buen beso en la comisura de los labios. Quiero una chica que le encante tener sexo duro a sabiendas de que la quiero pero que le guste también, jugar a los médicos, despacio, y hasta que se haga de día y las motas de polvo brillen con el primer rayo del sol. Quiero una chica a la que no le importe que no sea lo mío cogerla de la mano pero que cuando lo haga sea para ella algo especial. Quiero una chica con la que pueda jugar con los piés por debajo de la mesa en una cafetería cuando todo el mundo nos mira. Quiero una chica independiente y que se haga valer pero no tanto que ralle el orgullo enfermizo por encima de lo que yo pueda pensar. Quiero una chica sincera, sin miedo y segura de lo que quiere o no quiere y de no estarlo, que al menos tenga claro que lo quiere conmigo. Quiero una chica que lea y si no lo hiciese que me escuche y abra algún libro de Kerouac o Mark Twain de vez e cuando. Una chica que convierta la inevitable rutina en algo siempre nuevo y siempre divertido. Una chica que sonría a pesar de tener un mal día y que también lo haga cuando le guiñe un ojo a pesar de que sea algo que puedo llegar a hacer miles de veces. Quiero una chica a la que poder romperle las medias en privado pero que no le importe pegarme un beso en público cuando me encuentro despistado. Quiero lo imposible.

Qué pasa? que me doy cuenta de todo esto cuando no tengo prácticamente nada de lo que anhelo.
Y finalmente quiero escribir para descomprimir y desatar el nudo que tengo en la garganta, en el pecho, en las zapatillas y en cualquier parte donde se pueda tener un nudo. Quiero

viernes, 3 de septiembre de 2010

La autoperfección es masturbación. Solo la autodestrucción conlleva evolución.


Trás poco tiempo deliverando con mi cerebro. Analizando los resultados de mis enlaces sinápticos, así, en caliente, y no teniendo muy claro de lo que estoy hablando. Por otra parte como siempre. Sonando where is my mind, lo cual no colabora a un estado de excesiva felicidad sino de eufórica depresión. Visionando videos de Fight Club, escuchando a Tyler Durden soltar discursos exaltados de autodestrucción para la autoperfección, de liberación y de destrucción. Viendo fotografías de Terry Richardson. Con todo esto unido se ha formado en mi cabeza la simple idea pasajera de la provocación como medio. Menuda tontería. AD.