martes, 29 de marzo de 2011

I saw her today at the reception



Lo voy a intentar. Seguramente no saldrá nada. No sé. Ahora estoy contento. Ayer suspendí un examen y no me importa. No siempre se puede conseguir lo que se quiere. La conocí hace mucho tiempo por teléfono, no me importó, no era importante. Entre tanto por mi vida pasaron derrumbes y descosidos. Eso de lo que más. Pasaron luces que iluminaron un poquito. Llovió ceniza. Pasó un verano de verdadera locura. Conciertos y un labio roto. De cama en cama y de vuelta otra vez. Me convertí en reportero musical buscando el ritmo adecuado. No sé. Un buen viaje. Presentación y en algún momento del nudo me volví a encontrar con la chica borracha al otro lado del teléfono. Aquí está en el desenlace. Como si hubiese estado todo este tiempo mirando para otro lado y en el momento necesario se girase para mirarme y conectar, sonreír e invitarme a pasar. Se está realmente bien aquí. Es acogedor. No sé, estoy cómodo. Contento.

domingo, 27 de marzo de 2011

up in my lonely room



Hace poco alguien me dijo que escribía muy triste. No lo sé. Puede ser. Seguro. El principal problema es que no soy capaz de escribir cuando estoy contento. Es así de fácil. En los únicos momentos que me siento realmente inspirado para escribir algo es en los que estoy más jodido. Los únicos momentos en los que escribo es cuando estoy solo en el coche o me da por fumarme un cigarrillo en mi habitación. Solo escribo cuando se me ocurre algo realmente importante como para dar vueltas sobre el tema. Solo escribo cuando veo algo en alguien que me revuelve el estómago o cuando me encuentro más perdido de lo habitual. Lo que pasa es que llevo toda la vida tratando de escribir algo. Algo que trate de nada y todo a la vez. Las mismas pretensiones de todos los escritores frustrados y noveles que tiene como referencia a un Holden Caulfield o a un Henry Chinaski. Que todos nos creemos grandes mentes incomprendidas en un mundo de hipócritas....bla bla bla. Incluso ahora mismo no consigo desconectar del todo. 


Hoy he hecho un viaje en autobus. Me he pasado todo el viaje pendiente la chica que se sentaba a mi derecha. Tratando de mantener una pose. Imaginándome frases y posibles conversaciones que podríamos tener. Que además de guapa es inteligente y que le gusta hablar en el porche hasta las 3 de la mañana fumando un piti tras otro y hacer todo ese tipo de tonterías que me parecen profundas, muy bohemias. Que es un flechazo y que tiene todo lo que busco en una jovencita. Así 45 minutos. Al llegar a la estación me he bajado y no he hecho nada. Seguro que no era mi chica.

martes, 22 de marzo de 2011

the end has no end



Parece mentira pero es verdad. Lo de siempre. No te das ni cuenta y todo vuelve a cambiar. Pasan los días y tu vida gira en torno a cosas distintas. O las mismas, pero con otra gente, con otros corazones. No sé...quizás sea el estado de ánimo. Pasar del negro al blanco puede hacer que las caras cambien. Que los gestos te parezcan más amables y las sonrisas más amplias. Más de dentro.


Vuelve el optimismo más fuerte que nunca. Galopando para espantar a los cuervos que anidaron en tu sistema nervioso. Puede que estés más jodido pero es diferente. Lo has aceptado. Has llegado a aceptar las partes de ti que odias. Caminas con ello. Son tuyas. Lo que importa es lo bueno. En lo que te esfuerzas por mostrar. Y ayuda. Ayuda a enamorar. Ayuda a disfrutar de lo único que has salvado de la tormenta que azotó tu vida. Del caos. Ayuda a valorar media hora en el coche sintiendo otro cuerpo que vibra en la misma frecuencia. Armónico. Melódico. Dramático. Pero precioso al fin y al cabo.

jueves, 3 de marzo de 2011

lucha en el barro



Alguna vez al día llego a la conclusión de que soy gilipollas. Repitiendo errores. Repitiendo fallos. Repitiendo las mismas cosas que, en voz alta, dije que no haría. Una llamada y a pesar de las decepciones y las malas caras. A pesar de las miradas que se apartan y de todas las veces que el saludo se ha quedado en la punta de la lengua, al borde de los labios, yo voy corriendo. Corriendo para ser el hombro en el que llorar, sin esperar recibir algo a cambio. Tengo un problema. Siempre le doy una segunda oportunidad a la gente. Una tercera. Una cuarta. Una quinta. Aunque cada vez me lleve una hostia todavía mayor. Aunque me duela cada vez más. No soy capaz. No soy capaz de negarle a alguien, que en algún momento de mi vida me llegó adentro, una posibilidad de recuperar ese trozo de mi alma. Y así estoy. Recomponiendo trozos de aquí y allá, recogiendo conchas en la playa... no sé si acabaré algún día. Quizás me pase la vida así, agachado en la arena tratando de que las personas que han pasado por mi vida no se escapen con las olas.