Y a veces cuesta volcar sentimientos a través de los dedos, pero otras las palabras vuelan directas desde las yemas mientras escuchas el sonido de las teclas. Y el tiempo en el que escribes es arte, y una vez me contaron que todo lo que cuento aquí le importa a las mismas personas que yo considero importantes. YO. Porque de eso va. De conocerme para no tener que cortar más orejas en los bares y sentir en la espalda kilos de insatisfacción mientras enseño una mueca de lado a lado.
Y cuesta no sentir y cuesta decidir. Y cuesta no sentirlo con la cabeza y no pensar con el corazón. Cuesta no enamorarse de las sonrisas cada mañana o de pelearse las noches de sábado solo para tener los labios mojados y poder contarle a alguien lo que nunca dejas de sentir, ahí adentro en las entrañas. Y los aplausos resuenan en mi cabeza porque creo que empiezo a hacer bien las cosas para varias.
Cuesta aguantar sin vomitarle a alguien lo que sientes. Cuesta no volcarse en otra alma. Cuesta no quedar marcado. Cuesta no sentir. Y quién ha dicho que no quiera?