domingo, 2 de octubre de 2011

Qué tengo?



Los viejos hábitos nunca mueren. Me ocurre siempre cuando vuelvo de algún viaje. Me lo paso bien con alguien, en una ciudad nueva, gente nueva y mismas experiencias de siempre. Mismos sentimientos al volver. Como un tópico me compro un par de libros que pienso me ayudarán a aclararme y veo películas que siento escucharlas hablar sobre mi. Todo para darme cuenta otra vez más de lo de siempre. Y cuantas más veces ocurre más claro lo tienes. Lo que quieres y lo que no. Una tarde de iluminación. Querer cambiar, eso es. Tu vida y tu forma de actuar, de ser y hablar. Quieres cambiar. O el problema es que has cambiado y tu vida aún no se enterado de lo que pasa. No entiende nada. Te pregunta: no eras feliz? no era esto lo que querías? Y le cuentas que no. Lo querías, pero ya no. Ya no quieres seguir actuando y quieres bajar el telón.


Pero las costumbres no mueren. Se agarran a los nervios en una simbiosis de la que solo ellas sacan provecho. Tienen vida propia. Revolotean en tu interior y te susurran palabras al oído. Adiós propósitos de año nuevo. Adiós gimnasio y dieta. Adiós ser mejor persona. Adiós conciencia tranquila. Lo de siempre. Lo único de lo que soy capaz de escribir. Errores que no hablan en nombre de lo que sientes. Siempre buscando lo inmediato. Siempre encontrando consuelos baratos. Nunca paciente y siempre falto de voluntad. Proyectando un futuro que no te atrae absolutamente nada. Asfixiándote más y más.


Una frase muy típica y que hasta hoy mismo me parecía insulsa y poco inspirada dice: "Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes. El que dice haberlo intentado no es más que un cobarde."
Aquí me tenéis, cagado de miedo. Deshaciéndome por vago. Por cobarde.